Laicismo y feminismo, algunas ideas para desafiarnos

ALGUNAS IDEAS PARA DESAFIARNOS

Miriam Suárez Vargas

Marzo 2020

Desde hace muchos años, después de conocer y luchar con otras militancias, me declaré feminista, entendí el feminismo, como esa relación entre el pensamiento político y la acción en contra de los sistemas de dominación y opresión, y, de eso, las mujeres de Santa Cruz y el mundo, tenemos mucho que revelar, después de la invisibilización y negación que las religiones y el Estado colonial impusieron sobre las mujeres.

En este sentido, hablar de un Estado Laico, más allá de la separación de las iglesias del Estado, es para todas las mujeres una condición para la liberación, lo mismo que podríamos decir del Estado Plurinacional, que rompe con la concepción del Estado-nación: monoétnico, unitario y homogéneo, el cual históricamente negó la existencia de lo plural y distinto que habitaba y habita milenariamente estas tierras, me refiero a los pueblos indígenas y naciones originarias.

Tanto el Estado colonial como el Estado nación, forjaron una sociedad negadora de lo que es y lo que contiene, Estados ambos que respondían a un modelo de sociedad jerárquica, elitista y racista, pero también, a una manera de ser y cuya medida era (es) el hombre, y no cualquier hombre, sino, el blanco occidental, poseedor de bienes con estatus de poder y mando, es decir, en una palabra, un patriarca! por eso, el Estado Plurinacional, constituye un quiebre histórico profundo de naturaleza epistémica con esa concepción de Estado.

Declararse feminista es un desafío, declararse laica es mucho más, implica atacar la médula central sobre la cual se sostiene el Estado Patriarcal, si el Estado Plurinacional nos invita a reconocer lo pluriverso, el Estado Laico nos invita a pensar más allá del mito fundacional del pensamiento occidental y nos convoca a desmontarlo, es decir, nos obliga a viajar en el tiempo largo, en la memoria histórica colonial para cuestionar los contenidos bíblicos del génesis que condenan a la mujer a vivir y a parir con dolor, y la sitúan como una extensión de la costilla del hombre. Dicha narrativa legitima la violencia en razón del género e inaugura el paradigma de la dominación, no sólo a las mujeres, sino, a la naturaleza.

Por tanto plantear o defender el Estado Laico equivale a decir, desde el feminismo, que las mujeres nos somos costilla de nadie, rechazamos ese relato que nos condena a vivir bajo el ala del patriarca, pero que también, condena a la naturaleza (hoy diríamos Pachamama) a ser sujeto de la dominación patriarcal.

A la luz de estos planteamientos y precisando el marco de estas dos ideas: laicidad y plurinacionalidad, ratifico que el Estado Laico más allá de la separación entre la iglesia y el Estado, es el desplazamiento de un poder constituido del ámbito estatal, en este caso, del poder eclesial, el cual refuerza, reproduce y recicla el sistema patriarcal, afectando la vida de las personas, condenadas a vivir en un marco de prohibiciones, de manera particular, las mujeres, sometiéndonos a un sistema de dominación y subordinación. Por esta razón, la defensa de un Estado Laico implica la superación de la ideología patriarcal y de los privilegios de las iglesias.

Mientras que el Estado colonial reproductor de las dominaciones heredadas desde los tiempos de la colonia española, tiempo aquel de conquistas y sometimientos instituidos bajo el supuesto de una superioridad occidental y anuladora (negadora) de las civilizaciones pre-existentes a la colonia, convirtiéndolas en salvajes y vaciando toda su humanidad para justificar el proyecto colonizador, un sistema que se apropió del trabajo ajeno, realizó un estricto control del cuerpo femenino y despojó la riqueza social del ámbito comunal expoliando bienes, recursos y cuerpos de esas comunidades pre- existentes a su llegada.

Al controlar los cuerpos de las mujeres, el Estado colonial las convirtió en objetos, pretendiendo anular y silenciar el derecho a ser sujetas de su propia historia, sin embargo, aunque hay pocos textos que narran la participación de las mujeres en las luchas de la resistencia colonial, éstos demuestran que siempre hubo mujeres quienes se opusieron a la dominación, y, más allá de esa relación de poder, se opusieron al universalismo de lo occidental, como único modo de vida en sociedad.

Lo que quiero compartir con ustedes, es ese fatal encuentro entre la iglesia y el Estado colonial, fatal para todos, pero de modo particularísimo para las mujeres quienes fueron presas de la crueldad, la persecución y la tortura que en nombre de Dios y la Santa Biblia, se infligió a sus cuerpos y a sus prácticas, una iglesia que tenía igual o más poder que el mismo Estado.

Quiero sostener que ambos sistemas: Estado e iglesia, se retroalimentaban, se necesitaban para mantener atemorizadas a las personas, disciplinarlas, entre lo que consideraban el bien y el mal, manteniéndolas así bajo formas de dominación a titulo de la fe. Si es cuestión de fe quien puede cuestionar…

Por eso es importante preguntarnos, cuál es la importancia de hablar del Estado Laico y el Estado Plurinacional, cuál es lo central que comparten ambos planteamientos?

Ambos rompen con el paradigma de la dominación patriarcal justificada simbólicamente por la iglesia. Iglesia que condena a las mujeres al dominio del hombre y a la naturaleza, al dominio del proyecto de sociedad moderna colonial occidental, mientras que el Estado Plurinacional rompe con la dominación colonial basado en las diferencias, sometiendo al otro distinto, se apropia de su trabajo, de sus riquezas, de sus cuerpos.

Para nosotras las feministas, el Estado Laico y el Estado Plurinacional son importantes porque contribuyen a ampliar el horizonte político en perspectiva de la emancipación de todos los movimientos de resistencia, de lucha y sobre todo, de las mujeres.

Nos toca a nosotras, mujeres, lesbianas, transexuales, gays, indígenas y otros movimientos interesados en las transformaciones liberadoras, empuñar todos nuestros esfuerzos para convertirnos en fuerzas constituyentes de una sociedad con justicia social, de género y ambiental, razón que nos inspira y motiva nuestros sueños y desvelos. La actual coyuntura nacional y global, caracterizada por una profunda crisis multidimensional, particularmente, climática y civilizatoria debe convocarnos a la articulación y las alianzas en torno a la defensa del Estado Laico y Plurinacional como ideas estructuradoras de un nuevo amanecer.

Nuestras acciones deberán encaminarse a potenciar un nuevo poder que destituya el pensamiento hegemónico occidental, que cuestione y desestructure su proyecto modernizador y sus modelos de desarrollo.

Necesitamos de un Estado Laico como la condición que permite la libertad de conciencia para pensar y creer autónomamente, sin presiones, ni tutelas de ninguna clase, necesitamos del Estado Plurinacional para reconocer a todas, todos y todes los sujetes para desmontar este sistema capitalista moderno colonial que impone un pensamiento único y por tanto, una comprensión y organización del mundo homogenizante. Necesitamos de ambos, Estado Laico y Plurinacional para colocar en perspectiva liberadora la desmasculinización del mundo y la emancipación de todes les silenciados, incluidos la madre tierra que nos permite la vida.

Finalmente, el laicismo y el feminismo se potencian mutuamente y la exigencia de igualdad para todas las personas y los pueblos es una aspiración emancipadora que ya no puede tardar más.

 #CasaDeLaMujer