“Quédate en casa”
Mientras más pasan los días, más se siente la desigualdad en todas sus dimensiones: la pobreza impide que una mayoría de las familias pueda abastecerse de víveres para sus comidas, niños que lloran por leche, trabajadoras informales que sin protección alguna, salen a buscar el recurso para conseguir el pan de cada día, trabajadoras sexuales que nunca tuvieron un seguro de salud, pero no pueden detenerse, tienen familias que alimentar, mujeres compartiendo una habitación con su torturador.
Quédate en casa mientras se destruye el único tejido social, capaz de contribuir al cuidado de la vida en solidaridad.
Quédate en casa mientras el gobierno alimenta el individualismo.
Quédate en casa mientras se domestica a la gente para impedir la rebelión ante la dictadura disfrazada de corderito.
Quédate en casa mientras las redes sociales crean el pánico paralizador de la capacidad de reflexión política, de acción-movilización de las y los bolivianos, para exigir de las autoridades y gobernantes, respuestas claras y efectivas ante cualquier crisis, de salud o de guerra.
Quédate en casa mientras el servicio hospitalario no tiene los mínimos equipos para brindar bioseguridad a quienes dedican su tiempo a cuidar y consolar a las y los enfermos.
Quédate en casa mientras la violencia machista feminicida, arremete contra los cuerpos y la vida de las adolescentes, jóvenes y mujeres.
Quédate en casa mientras con oraciones se divide a las personas entre las “buenas o elegidas del señor” y las que no siguen sus preceptos.
Quédate en casa mientras las y los niños en situación de calle, morirán de hambre antes de ser contagiados con el coronavirus.
Quédate en casa, mientras los supermercados siguen llenando sus arcas y los campesinos pierden su producción porque no hay transporte para llegar a los mercados.
Quédate en casa mientras el capital financiero pide sacrificios en nombre de la economía, ellos, los banqueros, se hacen más ricos y los pueblos se empobrecen.
Quédate en casa mientras los bancos prometen flexibilizar sus créditos, al final tendrás que pagar capital e interés.
Quédate en casa mientras los medidores de la luz y el agua siguen girando.
Miriam Suárez Vargas
Casa de la Mujer
Marzo, 29, 2020