Principios y valores

En busca de la responsabilidad institucional para alcanzar los objetivos que propone su misión, la Casa de la Mujer promueve principios y valores que marcan el accionar de su trabajo: el respeto, la empatía y la confianza en las mujeres a quienes recibe diariamente en sus consultorios y/o en el refugio temporal del cual dispone, para facilitarles el acceso a la justicia, además de impulsar la aplicación de las leyes, sin sesgos de género.

-La igualdad como bien jurídico a proteger y defender.

-La autonomía y poder de decisión de las mujeres para determinar lo que esperan de la vida.

-La No discriminación sin distinción de ninguna clase.

-Justicia como el sistema que debe obligatoriamente preservar los derechos de las personas y en caso de delitos resarcir los daños a las personas afectadas.

-La lucha contra todas las formas de violencia machista y en razón de género.

-El aborto como un derecho humano de las mujeres.

-La lucha contra el patriarcado y otros sistemas de dominación.

-La laicidad como régimen de convivencia social, separada del Estado y el Gobierno.

-La privacidad y confidencialidad como derechos de las víctimas.

-El respeto a la diversidad, integridad e imparcialidad con las personas y con el trabajo.

-El reconocimiento y respeto a los derechos específicos de las mujeres y otros actores.

-El Compromiso con los fines y propósitos de la Casa de la Mujer.

-El compromiso con las mujeres, niñas y adolescentes quienes viven en situación de violencia.

-La valorización y visibilización del trabajo del cuidado.

-Transparencia y rendición de cuentas.

-La utilización del lenguaje no sexista.

-Creer y confiar en la víctima.

-Honestidad para formular y poner en marcha una estrategia de defensa legal de la mujer agredida.

-Solidaridad y sororidad para comprender la situación e imaginarnos en la situación de la mujer agredida.

-Respeto profundo a los derechos humanos, sin distinciones de ninguna clase, como elemento cohesionador del trabajo.

-La paz como principio promotor de las acciones de representación jurídica y defensa de las mujeres quienes lo deciden.

-Respeto a la naturaleza y el territorio de las hermanas indígenas.

-La ética como condición humana que puede regular el comportamiento de las personas y en este caso, el accionar de los jueces y operadores de la justicia.

-La integridad para cuidar la rectitud y probidad en la administración de la justicia.

Enfoque feminista:

La Casa de la Mujer reconoce que existen órdenes de género históricamente determinadas en función al sexo de las personas y que éstas, dieron orígenes a las sociedades misóginas y patriarcales que tienen al hombre, como paradigma del ser humano. Situación que niega, invisibiliza, provoca la desigualdad jurídica y la exclusión de las mujeres, en los espacios públicos y en los sistemas de poder. Este enfoque plantea como labor principal, la emancipación de las mujeres, la igualdad jurídica, la libertad y la erradicación definitiva de la violencia, en todas sus manifestaciones.

Generacional:

La Casa de la Mujer reconoce la existencia de una población abrumadoramente joven, más del 50 % de la población boliviana es menor de 20 años y viven en los distritos urbanos donde los niveles de pobreza y violencia son elevados.

Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos:

La Casa de la Mujer reconoce que estos derechos son los derechos más humanos de todo el catálogo de derechos, están relacionados a nuestros cuerpos y nuestras capacidades de tomar decisiones autónomas y al ejercicio de una sexualidad responsable y libre de prejuicios de cualquier naturaleza.

Somos parte de la Campaña 28 de Septiembre por la Despenalización del Aborto, integramos la Mesa de Trabajo por los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos en Santa Cruz.

NINGÚN PRETEXTO NOS HARÁ RETROCEDER
Miriam Suárez
Casa de la Mujer
Campaña 28 de Septiembre
19 de junio del 207

Dado que nosotras las mujeres feministas y activistas por los derechos humanos, nos pronunciamos ante cualquier adelanto o retroceso, en nuestros derechos conquistados a fuerza de debates, reflexiones, movilizaciones y representaciones públicas para tomar de los acuerdos internacionales, la esencia que se instituye en los principios que hoy no se pueden violentar, bajo ningún pretexto, como pretenden los grupos anti-derechos quienes se empeñan en volver a vivir en tiempos oscuros de las verdades a medias, opino.
Recientemente, se conoció que algunos parlamentarios de la región, presentaran ante la Organización de Estados Americanos, OEA, una declaración que contradice los principios que llevaron a los Estados Americanos a firmar su propia Carta de Organización, suscrita en 1948, aunque sus antecedentes datan de tiempos del Libertador Simón Bolívar. Y cuya misión histórica es el ofrecer una tierra de libertad y un ambiente favorable para el desarrollo de las personas y la realización de sus justas aspiraciones.
Estos señores conocen su Carta de Constitución y por consiguiente deberían representar y defender las propuestas de la población de los Estados Americanos, sin prejuicios de ninguna clase, sin privilegiar a éste u otro grupo social, considerando que las demandas son el resultado de necesidades o carencias no resueltas; tal como ocurre en el caso de las mujeres. 
No pueden presentarse consternados ante opiniones y normas legales que se promulgan en resguardo a los derechos de las personas, hasta parecen no vivir en alguno de nuestros países, donde la violencia cobra la vida de las mujeres y los delitos contra la libertad sexual está obligando a niñas y adolescentes a ser madres sin siquiera haberlo pensado y menos deseado.
Defienden a la “sagrada” familia, la libertad de expresión, la libertad de asociación, la libertad religiosa y el peligro de imponer un solo pensamiento; todos estos argumentos para imponer ellos, un rechazo continental a los Estados y Gobiernos que entendiendo que las leyes son mandatos y prohibiciones dirigidas a precautelar y asegurar los derechos de todas las personas.
Estamos cansadas que nos digan que la única verdad es la familia, porque es en la familia, donde ocurren los peores delitos cometidos contra las niñas, adolescentes y mujeres; se escandalizan del aborto impune, sin considerar la situación de las niñas y adolescentes que dejan de ser ellas mismas, para vivir en una tristeza eterna y jamás mencionan a los hombres como responsables.
Sepan que somos las mujeres quienes rechazamos cualquier interpretación que busque alterar la definición del Estado de Derecho y viole la progresividad de los derechos que nos asisten y cuya obligación de ejercicio es de los Estados.

Incidencia Política:

La Casa de la Mujer promueve la participación de las mujeres en acciones colectivas que demandan el cumplimiento de normativas que las protegen y están orientadas a alcanzar la igualdad entre los sexos; apoya el fortalecimiento de las organizaciones femeninas y sus lideresas, incidimos, exigimos medidas efectivas contra las desigualdades: de género, económicas, clasistas, étnicas y culturales.

Interculturalidad:

La estructura de dominación y exclusión de la sociedad boliviana, refleja las condiciones coloniales que existen en su interior. La invisibilización de las mujeres tiene un vínculo con la negación a la existencia de pueblos con culturas diversas, pueblos que a través del intercambio e interculturalidad sobrevivieron con sus lenguas, normas y procedimientos propios; en consecuencia, la Casa de la Mujer concibe la interculturalidad como la característica principal del Estado Plurinacional y la condición material necesaria del “Vivir Bien”, además de impulsar procesos de integración sociocultural que respeten la autodeterminación individual y colectiva.